La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomendó formalmente a la población que no use dióxido de cloro en pacientes COVID-19 ni en ningún otro caso, y alertó de los riesgos tóxicos del químico para el organismo
“La OPS no recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral en pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos”, dice el documento emitido el jueves por el organismo internacional.
El ente también pidió a las autoridades de salud que se fortalezca la notifiacción de denuncias sobre productos que, teniendo dióxido de cloro, se presenten con indicación de tratamiento de la COVID-19.
También llamó a que se vigile la promoción de productos con supuestas propiedades terapéuticas para la COVID-19, a través de los medios de comunicación, con el fin de implementar las acciones correspondientes.
Según la OPS, no existe evidencia científica de la eficacia de esa sustancia y que son falsas las ofertas que atribuyen a ese químico tener propiedades curativas para la COVID-19 y otras dolencias asociadas.
Consecuencias
El organismo enlistó los problemas que se pueden acarrear por el consumo de dióxido de cloro.
“El dióxido de cloro y el clorito sódico reaccionan rápidamente en los tejidos humanos y, si se ingieren pueden causar irritación de la boca, el esófago y el estómago, con un cuadro digestivo irritativo severo, con la presencia de náuseas, vómitos y diarreas, además de graves trastornos hematológicos (metahemoglobinemias, hemolisis, etc.), cardiovasculares y renales”, dice el reporte.
Agrega que la “inhalación a través de nebulizadores puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química y edema de glotis e incluso producir la muerte si se las exposiciones están por encima del valor límite de exposición profesional. La exposición prolongada puede dar lugar a bronquitis crónica y erosiones dentales. Las concentraciones elevadas pueden ocasionar efectos adversos en distintos órganos”.
En Bolivia, el uso de dióxido de cloro fue aprobado por la Asamblea Legislativa Departamental de La Paz y también por el Senado. En ambos casos, los parlamentarios se basaron en dichos del alemán Andreas Kalcker y otros, que atribuyen al dióxido de cloro propiedades curativas.
RED ERBOL/