Después de 38 años de su único título continental, Flamengo volvió a proclamarse campeón de la Copa Libertadores de América al vencer 2-1 ayer a River Plate en Lima, en la primera final única en 60 años de historia del máximo torneo de clubes de la región.
Gabriel Barbosa Gabigol, con dos fantasmagóricos goles a los 89 y 90+2 minutos, fue el héroe de un Fla que estuvo en aprietos en todo el partido y logró salvar los papeles gracias a su temible goleador
Bastaron unos primeros minutos de estudio, en los que la pelota iba y venía sin gobierno en un abarrotado estadio Monumental, para que River Plate pusiera orden en el juego con un control efectivo de la pelota, que Flamengo sintió y lo padeció. Y en medio de esa asfixiante presión alta de River, el campeón defensor fue arrinconando al Flamengo gracias al efectivo trabajo de Borré y Matías Suárez peleando cada pelota, y porque los volantes de River, amparados en un generoso despliegue físico, desarticularon la máquina del Mengao.
Así llegó al gol a los 14 minutos con Borré, su tercer tanto en la Copa Libertadores.
Flamengo saltó para la segunda mitad con la intención de dejar la piel en la cancha e intentar avasallar a un River que no logró sostener la intensidad con la que jugó en la primera parte. Y así fue como apareció el temible Gabigol, ausente durante todo el partido, para amargarle a River la posibilidad de un quinto título con dos goles sobre el final del partido.
El fútbol le tenía destinado un lugar en la gloria al joven delantero brasileño, y éste, como los buenos goleadores, supo castigar en el momento.
Flamengo vuelve a ser monarca de la Libertadores después de 38 años, gracias a su gran héroe y a la sabiduría de un Jorge Jesús que no dudó en salir de Europa para conquistar a América.
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